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Capítulo 2

II. Juicio a Jerusalén, causas y consecuencia.

A. La causa por que van en cautiverio.

1. La tierra que les entrego la hicieron abominable.

a. 2:1 Escuche la palabra de Jehová.

b. 2:2 Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo, así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio. Cuando andabas en pos de mí en el desierto, en la tierra que no había sido sembrada.

c. 2:3 Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables. Y les enviaba el mal sobre ellos, dice Jehová.

d. 2:4 Oigan la palabra de Jehová, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel.

e. 2:5 Así les pregunta Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí sus padres, que se alejaron de mí? Al irse tras la vanidad y se hicieron vanos.

f. 2:6 No preguntaron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto? Nos condujo por el desierto. Por una tierra desierta y despoblada. Por tierra seca y de sombra de muerte. Por una tierra, por la cual no pasó varón, ni allí habitó ningún hombre.

g. 2:7 Los introduje en una tierra de abundancia. Para que comiesen su fruto y su bien. Pero entraste y contaminantes mi tierra, e hiciste abominable a mi heredad.

2. Dejaron a Jehová y sirvieron y adoraron a Baal.

a. 2:8 Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? Los que tenían la ley no me conocieron. Los pastores se rebelaron contra mí. Y los profetas profetizaron en nombre de Baal. Y anduvieron tras lo que no les ha beneficiado.

b. 2:9 Por tanto, contenderé aún con ustedes, dijo Jehová, y con los hijos de sus hijos haré pleito.

c. 2:10 Porque, vean a las costas de Quitim y miren. Observen a Cedar, y consideren cuidadosamente. Y vean si se han portado y hecho cosa semejante a lo que ustedes han hecho.

d. 2:11 ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha cambiado su gloria. Por otra, que no les brindo ningún beneficio.

e. 2:12 Espántense, cielos, sobre esto, y horrorícense. Aflíjanse en gran manera, dijo Jehová.

f. 2:13 Porque, dos males, ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas. Cisternas rotas que no retienen agua.

g. 2:14 ¿Es Israel siervo? ¿Es esclavo? ¿Por qué ha venido a ser presa?

3. Israel tiene merecido lo que le ha sucedido.

a. 2:15 Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz, y asolaron su tierra. Quemadas están sus ciudades, sin morador.

b. 2:16 Aun los hijos de Menfis y de Tafnes te quebrantaron la coronilla.

c. 2:17 ¿No te aconteció esto, por haber dejado a Jehová tu Dios, cuando te conducía por el camino?

B. Como consecuencia irán a Juicio.

1. Jehová reprende a Israel por no someterse a Babilonia.

a. 2:18 Ahora, por consiguiente, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto? Para qué bebas agua del Nilo ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria? Para qué bebas agua del Éufrates.

b. 2:19 Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán. Comprende, ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú, a Jehová tu Dios. Y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.

c. 2:20 Porque, desde hace mucho tiempo, rompiste tu yugo y tus ataduras. Dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso, te echabas como ramera.

d. 2:21 Te planté de vid escogida, simiente verdadera. Era toda ella; ¿cómo, por tanto, te me has vuelto sarmiento de vid extraña?

2. Jehová reprende a Israel por su pecado.

a. 2:22 Aunque te laves con lejía, y eches mucho jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor.

b. 2:23 ¿Cómo puedes decir: ¿No soy inmunda, nunca anduve tras Baal? Mira tú proceder en el valle, conoce lo que has hecho, dromedario ligero que tuerce su camino.

c. 2:24 Asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento. De su lujuria, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se fatigarán. Porque en el tiempo de su celo la hallarán.

d. 2:25 Guarda tus pies de andar descalzos, y tu garganta de la sed. Pero dijiste: No hay remedio en ninguna manera. Porque a extraños he amado, y tras ellos debo ir.

e. 2:26 Como se avergüenza el ladrón, cuando es descubierto. Así se avergonzará la casa de Israel. Ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas.

3.  Jehová les habla a Israel de lo falso de sus creencias.

a. 2:27 Que dicen a un leño: Mi padre eres tú; y a una piedra: Tú me has engendrado. Porque me volvieron la cerviz, y no el rostro; y en el tiempo de su calamidad dicen: Levántate, y líbranos.

b. 2:28 ¿Y dónde están tus dioses que hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te podrán librar en el tiempo de tu aflicción; porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses.

4. De nada sirvió su castigo, por eso Dios lo enjuiciará. 

a. 2:29 ¿Por qué porfías conmigo? Todos ustedes prevaricaron contra mí, dice Jehová.

b. 2:30 En vano he azotado a sus hijos; no han recibido corrección. Su espada devoró a sus profetas como león destrozador.

c. 2:31 ¡Oh, esta generación! Atiendan ustedes a la palabra de Jehová. ¿He sido yo un desierto para Israel, o tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: Somos libres; nunca más vendremos a ti?

5. Su pueblo por mucho tiempo se olvidó de Dios.

a. 2:32 ¿Se olvida la virgen de su atavío, o la desposada de sus galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí, por innumerables días.

C. Irán a Babilonia avergonzados, como de Egipto a Asiria.

1. El juicio sobre su pueblo Israel.  

a. 2:33 ¿Por qué adornas tu camino para hallar amor? Aun a las malvadas enseñaste tus caminos.

b. 2:34 Aún en tus faldas se halló la sangre de los pobres, de los inocentes. No los hallaste en ningún delito; sin embargo, en todas estas cosas dices:

c. 2:35 Soy inocente, de cierto su ira se apartó de mí. Mira, yo entraré en juicio contigo. Porque dijiste: No he pecado.

d. 2:36 ¿Para qué dispersas tanto, cambiando tus caminos? También serás avergonzada de Egipto, como fuiste avergonzada de Asiria.

e. 2:37 También de allí saldrás, con tus manos sobre tu cabeza. Porque Jehová desechó a aquellos en quienes tú confiabas. Y por ellos no prosperarás.  

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La Idolatría. Jeremías. Cpítulo 10.

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